Biblioteca Popular
“Prof. Mario Ovidio Camacho”
La Biblioteca Popular “Prof. Mario Ovidio Camacho” se especializa en temas y autores correntinos. Fue fundada el 2 de mayo de 2009 y se ubica en la planta alta de nuestra Institución, denominado: “Salón Cultural Yapeyú”. El ámbito constituye un reconocimiento al Padre de la Patria, don José Francisco de San Martín, con sus cuadros, sus imágenes, junto a la tierra de su suelo natal que nos enviara oportunamente el Intendente de Yapeyú. También es nuestro homenaje al Club Yapeyú, el sueño trunco de los vecinos de esta barriada que queremos reivindicar, sobre cuyas ruinas los correntinos levantando la sede.
Dicen que la primera biblioteca fundada en tierras argentinas fue cuando los jesuitas crearon la Universidad de Córdoba y con ella su biblioteca, allá por el siglo 17. La segunda, ya en época independentista, fue la Biblioteca Nacional creada por la Primera Junta de Mayo, en 1810, donde Mariano Moreno y Manuel Belgrano tuvieron mucho que ver. Domingo Faustino Sarmiento, el gran educador, creó las bibliotecas populares. La Biblioteca Popular Sarmiento de Bella Vista, Corrientes adquiere importancia por ser la primera biblioteca de la región mesopotámica y la tercera del país. Fue fundada el 16 de abril de 1872, por Fermín González. Cuatro años después se creó la Biblioteca de la Sociedad Literaria Belgrano, de Mercedes, Corrientes. Antes de ellas, los Jesuitas en sus misiones tenían sus colecciones de libros, que luego llevaron consigo cuando fueron expulsados hacia 1767, o las que quedaron, se destruyeron en los incendios posteriores.
Algo más amalgama el ámbito del Salón Cultural Yapeyú y la biblioteca de nuestra Institución: El genio y la figura de San Martín. El Libertador fue amante y fundador de bibliotecas. Tenía su propia “librería”, como la llamaba, que trasladaba con él por tierra, mar e incluso en el cruce de los Andes. Estaba convencido que ese “ejército de papel”, liberaría a los pueblos con la premura de un rayo, facilitándole el futuro a quienes disfrutaran de los libros. Cuando en 1812 llegó a Buenos Aires desde Europa, traía un cargamento de libros. José de San Martín fundó en Lima la “Biblioteca Nacional del Perú“, a la cual donó su propia colección de 700 libros. Antes, había contribuido para la fundación de la Biblioteca Nacional de Chile y la de Mendoza, a quienes también donó parte de su colección. Después de su muerte, su yerno Don Mariano Balcarce, trajo a Buenos Aires destinado a la Biblioteca Nacional, un baúl de libros, acompañado de una nota de Merceditas, la hija del prócer, que decía que quería cumplir con los deseos de su señor Padre. Es de suma importancia destacar la concepción que San Martín tenía de las bibliotecas, a las que consideraba centros irradiadores de cultura que fortalecían el poder de las Independencias insipientes de América.
Nos llena de orgullo que en este ámbito donde se recrea el espíritu sanmartiniano, se encuentre nuestra biblioteca, que tiene la cualidad de ser irradiador de la cultura correntina. Y al decir correntina no es darle un matiz selectivo. No es poca cosa decir “cultura correntina”, porque nuestra cultura es regional y Corrientes juega un rol fundamental, por su protagonismo en la historia argentina. Tiene hondas raíces culturales, derivadas de la ancestral estirpe guaranítica, la influencia del español y el aporte espiritual de los jesuitas, en un ámbito geográfico peculiar. Esa mezcla de idiosincrasias, fusionada en encuentros y desencuentros, en el amor, la pasión, con el tiempo, fue dando lugar a una estirpe, un modo de ser, una identidad propia y regional. Y nuestra biblioteca resume en su colección esa identidad, que lo manifiestan con sabiduría, los distintos autores que han tratado y/o tratarán, sobre la historia, las crónicas, los cuentos, las leyendas, los relatos, la poesía, las costumbres de los hombres y mujeres de nuestra región litoraleña.
La biblioteca lleva un nombre atinado a la Institución. Nuestro centro nació por una intencionalidad solidaria y desde sus comienzos se acunó en poesías. Porque la pluma y la inspiración de Mario Ovidio Camacho, uno de los socios fundadores, supo decir e interpretar, en versos, las nostalgias del desterrado, de quienes sentimos el dolor de la lejanía, del destino cruel que nos alejó del pago. La mayoría solemos manifestarnos en esos trances en la música, en el baile, en un vino, en un sapucai. Mario, además, le supo dar al dolor, a la nostalgia, a la esperanza…, poesía. Esa poesía que nos legó y todavía sigue interpretando nuestros sentimientos.